
“¿Y ahora qué hago con esta torre negra de discos?”, se preguntan a diario decenas de usuarios que alguna vez confiaron ciegamente en Drobo. La marca, antes sinónimo de simplicidad en el almacenamiento en red, dejó a muchos colgados del cable (y no precisamente de red).
El silencio de la compañía, unido a la falta de actualizaciones y soporte, ha forzado a miles de usuarios a buscar alternativas a Drobo. Pero no cualquier alternativa: la demanda va por algo más libre, más controlable, y sobre todo, más confiable.
Aquí es donde entra el universo de los NAS de código abierto. ¿Complicado? Para nada. Te explicamos cómo hacerlo paso a paso, como quien migra su colección de vinilos a Spotify… pero sin perder ni una pista.
¿Por qué abandonar Drobo?
La pregunta sería: ¿por qué seguir usándolo?
Drobo, otrora líder entre los dispositivos de almacenamiento “plug and play”, lleva años en caída libre. El soporte técnico brilla por su ausencia, el software se ha quedado en el pleistoceno digital y sus modelos más recientes… no existen. Literalmente.
“Sentí que mi Drobo se convirtió en un adorno caro”, confiesa Mario L., fotógrafo aficionado, en uno de los tantos foros donde se cuece la frustración.
La conclusión es clara: migrar de Drobo a un NAS open source ya no es una opción técnica. Es una cuestión de supervivencia digital.
Qué es un NAS de código abierto y por qué deberías considerarlo
Un NAS (Network Attached Storage) es, en palabras simples, un disco duro con WiFi. Pero no cualquiera. Un buen NAS te permite gestionar tus archivos como si fueras el CEO de tus propios datos. Y si es de código abierto, además te da libertad, privacidad y poder absoluto.
Entre las mejores alternativas a Drobo, destacan opciones con software libre como:
- TrueNAS (antes FreeNAS): el Messi de los NAS open source.
- OpenMediaVault: más ligero, ideal para equipos modestos.
- Rockstor: buena interfaz, basado en Linux y con soporte para Btrfs.
Todos estos sistemas permiten montar tu nube privada, hacer backups automáticos, compartir archivos en red y hasta servir contenidos multimedia como si fueras tu propio Netflix.
Paso a paso: cómo migrar sin gritarle a la pantalla
“Me daba miedo perder mis fotos de 2009”, nos cuenta Claudia, diseñadora gráfica, que logró hacer la transición en una tarde con pizza y paciencia.
Aquí va un resumen simplificado del proceso:
🛠 1. Respaldar todo (sí, TODO)
Conecta tu Drobo a un ordenador y haz copia de cada archivo en un disco externo. Más vale prevenir que lamentar la pérdida de la carpeta «bodas 2015».
💾 2. Elegir tu hardware NAS
Puedes reutilizar un viejo PC (aunque sea feo y ruidoso) o comprar una torre nueva. Lo importante es que permita varias bahías para discos y conexión de red.
📦 3. Instalar tu software libre favorito
TrueNAS, OMV o Rockstor. Descargas la ISO, la grabas en un USB y la instalas en el nuevo servidor. No hace falta ser hacker ni usar gafas de Matrix.
🔌 4. Configurar el almacenamiento en red
Crea volúmenes, usuarios y carpetas compartidas. Sí, al principio da miedo. Pero una vez lo pruebas, no hay vuelta atrás.
📤 5. Migrar tus archivos
Una vez listo tu nuevo NAS, copia ahí todo el contenido respaldado. Y respira: lo peor ya pasó.
🧪 6. Probar y disfrutar
Desde tu móvil, tu Smart TV o tu portátil. Accede, reproduce, comparte. Todo bajo tu control. Y sin depender de una empresa fantasma.
¿Qué ventajas tiene un NAS con software libre?
Lo resumimos con una frase que dijo un técnico en un grupo de Telegram:
“Pasé de un NAS cerrado a uno libre, y fue como cambiar de casete a Spotify Premium sin anuncios”.
Las ventajas:
- Autonomía total: tú decides qué hacer y cuándo.
- Sin suscripciones: cero pagos mensuales.
- Privacidad real: tus datos no se suben a ninguna nube ajena.
- Escalabilidad: puedes añadir más discos según necesites.
- Comunidad activa: foros, tutoriales, soporte gratuito.
¿Y los contras? Porque no todo es rosa
Sí, hay curva de aprendizaje. Y sí, vas a tener que leer un par de manuales. Pero con un buen tutorial (como este), lo más probable es que termines recomendándolo tú también en tu grupo de WhatsApp familiar.
Conclusión: adiós Drobo, hola libertad
Migrar de Drobo a un NAS de código abierto no es solo un cambio de dispositivo. Es un acto de independencia tecnológica. Un pequeño gesto de rebeldía digital que te ahorra disgustos, te hace aprender algo nuevo y, de paso, te ahorra dinero.
Y si aún dudas, recuerda esto: cada día que pasa, tu Drobo envejece un poco más… y tu paciencia también.
Preguntas Frecuentes
¿Tienes dudas o quieres compartir tu experiencia?
Deja tu comentario o únete a la comunidad registrándote gratuitamente.
Registrarse ahora